La traducción del nombre de este aceite es arcoíris y siempre que vemos uno nos sorprende, nos produce un cambio en positivo: ¡a nadie deja indiferente!
Para mí, este aceite es como su nombre. Llegó como un regalo y lo tenía sin abrir en la estantería. Un día me levanté con una actitud muy negativa y, siguiendo mi instinto, usé Australian Kuranya. Olerlo me sorprendió de tal manera que no he parado de usarlo.
Su olor me enamoró nada más abrir el bote. Inmediatamente se disiparon todos los nubarrones negros de mi mente, la pesadez desapareció y con ella también los pensamientos negativos.
Podía respirar y sentir el aire en mi rostro. Este aceite siempre me saca una sonrisa. Me abre las puertas a nuevas perspectivas, y me hace sentir que todo es posible.
Es mi mensajero de la buena suerte.