Me encanta entrar a una casa y que huela bien. El olfato es un sentido que despierta nuestras emociones. Es tan poderoso que puede trasladarnos a un recuerdo en unos segundos o cambiar nuestro estado de ánimo en unos minutos.
Lo más sano y natural para nosotros y para nuestra casa es usar aceites esenciales en un difusor: un ambientador natural libre de tóxicos que además apoya nuestro bienestar.
Se trata de un atomizador que funciona por un sistema de ondas de ultrasonido, creando una fina solución de micropartículas de agua y aroma que quedan suspendidas en el aire, purificándolo y eliminando los malos olores.
Estas moléculas tienen una vibración, y al respirarlas entran directamente a nuestro cuerpo a través de nuestra nariz. En unos segundos llegan al bulbo olfativo, que transmite los impulsos al sistema límbico, que a su vez está conectado a las partes del cerebro que controlan, entre otras cosas, la memoria, los niveles de estrés o las emociones. Por eso un aceite esencial nos puede sacar una sonrisa, relajarnos o activarnos.
Al poner el difusor, cada aceite es una auténtica experiencia. Transforma cualquier espacio en un lugar acogedor, tranquilo y alegre, perfecto para dar la bienvenida, calmar la mente y hacer que te centres en disfrutar de tu hogar y de las personas que habitan en el.